Un Viaje llamado Coaching

¡¡Rediseña tu Presente, para conseguir tu Futuro!!

martes, 6 de diciembre de 2016

Enfoca tus pensamientos a las soluciones compartidas

Nuestros pensamientos afectan a nuestras emociones y, con ellas, a nuestra conducta. Así que, si modificamos nuestros hábitos de pensamiento, también gestionaremos nuestras emociones y los comportamientos que se derivan.
Una adecuada actitud ante las difíciles situaciones que se nos presentan en la vida puede hacer la diferencia entre ganar y perder, entre tener y no tener, entre ser o sólo parecer. Y es que, por mucho que digan, si tienes claro qué quieres y tu actitud es de perseverancia y alegría optimista, encuentras soluciones donde casi nadie las vería.
¿Eres de los que no contemplan la posibilidad de tirar la toalla, en la parte que dependa de ti? ¿La constancia es uno de los valores que practicas? ¿Sigues la máxima de que «el que algo quiere, algo le cuesta»? ¿Conoces el valor de la confianza, la perseverancia, el riesgo o la valentía? Si es así, sigue leyendo.
Te planteo unas pautas para abordar las situaciones que se nos hacen difíciles y llegar a un punto de entendimiento con el otro.
¿Qué hacer? Mirar la situación lo más objetivamente posible, hacer recopilación de todas las alternativas que se te ocurran y optar por ser valiente. Tienes que exponerte, ser claro contigo y con el otro, plantear alternativas donde parecía todo perdido y compartir tu opción. Se trata de alinear cabeza y corazón, sentimientos y pensamientos y trabajar para estar en sintonía contigo mismo. Si eres sincero, eso se nota y el cliente lo valora.
¿Cómo te puedes sentir? Puede que algo nervioso, a veces confuso por los derroteros que pueda llevar la conversación. Sin embargo, si tienes claro qué es lo que quieres y cómo lo puedes conseguir y, si sabes qué mensajes alternativos quieres transmitir es más fácil llegar al otro. Ten en cuenta que la elección debe ser compartida por ambos. Ya sabes que el otro tiene sus ideas, sus alternativas, sus opiniones y que merece ser escuchado. Trata de encontrar lo mejor de su discurso.
Acepta al otro tal y como es, no pretendas cambiarlo. Siempre existe una solución viable y deseable para ambos, es cuestión de ver con otra perspectiva para encontrar un camino compartido. Piensa que todo es cuestión de actitud.

El querer encontrar alternativas, focalizándote en la solución (y no en el problema), hace que el pensamiento lateral que todos tenemos más o menos desarrollado, entre en juego en ambos interlocutores, es decir, hacemos a un lado las personas para centrarnos en generar posibles soluciones. Si anteriormente la emocionalidad ha podido estar presente e incluso menoscabado la relación; superamos este punto y llegamos al quid de la cuestión, a través de la búsqueda. Esto hace que se acerquen nuestras posturas y que nuestro foco no esté en “llevar la razón”, “mi producto es el mejor”, “tengo que venderle mi producto si o si”; sino en ‘analicemos el problema juntos, demos diversas soluciones y veamos cuál es la más viable’. Es entonces cuando el cliente dejará de verte como proveedor o vendedor, para verte como socio o ayudador. Y estarás más cerca no sólo de que te compre, sino de querer comprarte sólo a ti.
Parece complicado de hacer, ya que, al fin y al cabo, se nos mide por los resultados, sin embargo, a la larga, la fidelización del cliente será mayor aunque en esa ocasión no se haya quedado con nuestro producto, porque nos verá como aliado queriendo solucionar problemas, avanzar, ayudarles a crecer.
¡¡Qué mayor satisfacción puede haber para un comercial, que sus clientes crezcan y haberlos acompañado en ese desarrollo?!!
¡¡Un win win compartido!!