Fidelización de clientes y empleados

En una sociedad donde cada día nacen miles de empresas, ¿Cómo podemos distinguirnos o aportar un valor añadido? ¿Cómo diferenciarnos del resto?

Esta pregunta es la que se hacen los directores o presidentes de empresas cada día, ya que la elección que realiza el cliente es variable según la necesidad del momento. Unas veces el cliente hace hincapié en la calidad del producto, otras en el coste, otras en la confianza que le inspira la empresa, otras en la imagen y así, un largo etc.

El objetivo de toda empresa, no sólo sería el de captar clientes, sino el de mantenerlos a lo largo del tiempo y el de ampliar sus horizontes juntos. Es decir, si mi cliente crece, yo crezco.

Pero… ¿Cómo lograrlo?

No existen demasiados misterios. La confianza de un cliente se gana del mismo modo en que se gana la confianza un amigo: con sinceridad. Las empresas que aplican el Trust Based Marketing cumplen con una estricta política: brindar al consumidor toda la información necesaria para que decida. Incluso, cuando esto implique reconocer abiertamente, que el producto de la competencia es mejor.

Al fin y al cabo, ¿qué sentido tiene ocultarlo? Tarde o temprano, los consumidores se darán cuenta. ¿Por qué no aprovechar un mal producto para construir reputación?

Un marketing honesto puede representar una pérdida financiera de corto plazo. Pero, a la larga, es altamente rentable.
Los resultados son: más credibilidad, más fidelización y menos gastos en mega campañas publicitarias.

Pero esto no es todo. No sólo asegura la lealtad de los clientes sino también de los trabajadores. Mucho más que una estrategia de marketing, es un modelo de cultura corporativa.

Hoy en día, el cambio laboral después de varios años en una empresa, es casi obligado. Las personas se sienten “encerradas” en un mismo perfil, ya que no hay movilidad interna; o sus superiores no les “reconocen” el trabajo y dedicación realizados. Esto provoca un gran malestar, primero laboral, y más tarde personal, por lo que el trabajador, empieza a hablar mal de su departamento, de su jefe, y por supuesto, de la empresa para la que trabaja. En última instancia, el empleado abandonará su puesto en un corto espacio de tiempo, por lo que la información y el conocimiento que ha adquirido a lo largo de los años y con muchas horas de esfuerzo, se pierde.
Llegado este momento, tanto el trabajador, como el empresario, pierden.

La persona que ocupará el puesto vacante no gozará de la experiencia de su predecesor, y además habrá generado un gran malestar en el departamento debido a las críticas y quejas reiteradas en el último tiempo.

¿Por qué no realizamos la técnica del Ganar-Ganar?

Consiste en plantearnos como objetivo el que ambas partes salgan beneficiadas, es decir, que el empleado gane, y el empresario también; que el cliente gane, y el empresario también.

Si un director de departamento está atento a realizar feedback anuales, a escuchar a los integrantes de su equipo, a decirles lo bien que han hecho un trabajo (cuando así haya sido), a reconocer la posibilidad de mejora, sino en funciones, si en rango salarial o de formación; los resultados no se harán esperar.
Habrá creado un clima agradable donde desarrollarse profesionalmente, habrá mantenido y/o aumentado la autoestima de su departamento, habrá fidelizado a las personas de su equipo, de su empresa; habrá hecho una campaña publicitaria estupenda, porque sus empleados comunicarán con entusiasmo los valores empresariales/corporativos a tod@s los que le rodean, y estos a su vez, lo harán también.

En conclusión, buscamos todos lo mismo:

Estar a gusto en un lugar donde pasamos muchas horas y beneficiarnos todos del esfuerzo de equipo que hacemos.

Sin cliente no hay vendedor. Sin oferta, no hay cliente.

“Si tú creces, yo podré crecer contigo”