Hace ya un año, decidí
cambiar de hábitos con respecto al tipo de publicaciones que hacía y a la
frecuencia, y así dedicar este tiempo a la escritura de un libro. Desde la
creatividad y en compañía de un magnífico equipo, generamos lo que hoy es ya
una realidad virtual y en pocos meses, será una realidad en papel; un
maravilloso libro lleno de nuevas técnicas de coaching, generadas desde la
reflexión y el testeo con nuestros clientes y colegas. El resultado son 72
técnicas, en las que su mayoría es para realizar cambios individuales, sin
embargo, hemos dedicado cinco de ellas a realizar cambios en equipos. Son técnicas fáciles de utilizar, no sólo por
los profesionales del sector, sino también para cualquier usuario que desee
cambiar ciertos hábitos en su vida. El formato es absolutamente interactivo y
está lleno de ejemplos y vídeos con los que poder aplicar fácilmente el cambio.
Para poder lograr esto,
no sólo tuve que rodearme de un gran equipo multidisciplinar, donde cada uno
era diferente y aportaba experiencias distintas; sino también, generar un
contexto agradable de trabajo donde cada uno pudiera aportar lo mejor de sí, y
en plena confianza, generando sinergias y complementariedad desde la
diversidad.
Como la mente
tiene un tremendo poder sobre el cuerpo, los dos no deben ser considerados de
manera aislada; ideamos desde un principio, una serie de signos corporales que
nos ayudaran a manifestar nuestra alegría, enfado, conformidad o acuerdo, con
sencillez y desde el respeto. Signos corporales tales como pulgar derecho
elevado, choque de palmas, abrazo de grupo, etc.
En cada uno de
los encuentros de trabajo, no sólo estábamos los presentes, sino que parte del
equipo estaba de forma virtual al residir en otras localidades del territorio
nacional, haciéndose partícipe en cada momento por una pantalla sobre una mesa
que podíamos girar con facilidad para que la interlocución fuera lo más cercana
posible.
Por supuesto
hubo momentos de estrés, que son fruto del resultado de interpretar situaciones
y asociaciones que hacemos ante situaciones específicas. Aquí, nuestra baza
mayor fue el humor y el situarnos fuera de la emoción, para lograr gestionar de
una manera más respetuosa la situación y en ocasiones el conflicto.
La frase con la
que habría cada una de las sesiones de trabajo era la misma:
“Estamos aquí
para dar lo mejor y para decir las cosas con cariño y escucharlas desde el cariño;
porque lo que nos decimos no es “personal” sino que es para avanzar y alcanzar
lo que deseamos; escribir un libro original, interactivo y práctico”. El
recordarlo cada vez que nos reuníamos el equipo de 15 personas, hizo que se
interiorizara y se pusiera en práctica cada vez que fue necesario.
Si el objetivo
está claro, todo lo que puedo aportar como profesional y como persona, es para
alcanzar el resultado visualizado por todos de forma conjunta; así que, lo que
exponga mi compañero, es para mejorar el resultado, no es para criticarme
personalmente.
Permanecer
vigilantes y practicar la gratitud, el
valor, la determinación, la compasión y la colaboración; rompe patrones y evita
emociones que lastren las relaciones del equipo.
72 técnicas para hacer coaching
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