La atención es un estado neurocognitivo cerebral de preparación, que precede a la percepción y a la acción. También es el resultado de una red de conexiones corticales y subcorticales con predominio del hemisférico derecho. La atención focaliza selectivamente nuestra consciencia para filtrar el constante fluir de la información sensorial, resolver la competencia entre los estímulos para su procesamiento en paralelo, y reclutar y activar las zonas cerebrales para temporizar las respuestas apropiadas.
Así que…imagínate si no tienes el 100% de tu atención en una sola cosa, es decir, si saltas de actividad cada 20 segundos o cada 5 minutos o eres interrumpido sin cesar en cualquier actividad que entames.
Ver o escuchar, atender y percibir no son procesos
sinónimos. Atender o ‘prestar atención’ consiste en focalizar selectivamente
nuestra consciencia, filtrando y desechando información no deseada. Sin
atención, nuestra percepción, memoria y aprendizaje o no tienen lugar o se
empobrecen.
Definir la atención, incluso en lenguaje llano, es difícil,
y debemos valernos de metáforas. En el lenguaje cotidiano implica percepción
selectiva y dirigida, interés por una fuente particular de estimulación y
esfuerzo, o concentración sobre una tarea. El individuo es ‘bombardeado’
durante la vigilia por señales sensoriales provenientes del exterior e interior
del organismo; sin embargo, la cantidad de información entrante excede la
capacidad de nuestro sistema nervioso para procesarla en paralelo, por lo que
se hace necesario un mecanismo neuronal que regule y focalice el organismo, seleccionando y organizando
la percepción, y permitiendo que un estímulo pueda dar lugar a un ‘impacto’.
Según Posner, hay 3 tipos de Atención:
1.
Ejecutiva. Permite regular una variedad de
redes, tales como las respuestas emocionales y la información sensorial. Se
ocupa de las operaciones de selección de la información que será procesada, ya
que, la atención tiene una capacidad limitada; sostener ese foco; codificar,
que es la capacidad de mantener presente la información, mientras se realiza
una acción u operación cognitiva y por último, cambiar.
2.
Alerta. Nos ayuda a mantener un estado de
atención.
3.
Orientación. Los sentidos se centran en
determinada información. Proceso que permite dirigir el foco de atención hacia
una determinada fracción del mundo externo.
El mejor predictor de éxito es el que tiene la Ejecutiva.
Que es la capacidad que tenemos para regular nuestros pensamientos, emociones y
acciones. Desde aquí, podemos planificar el futuro, resistimos a las
distracciones y nos orientamos a nuestras metas.
‘Prestar atención’ equivale a una ‘actitud’ cerebral de
preparación que se manifiesta como un esfuerzo neurocognitivo que precede a la
percepción, a la intención y a la acción.
Si para tomar decisiones, debemos conocer diferentes
alternativas, la atención en las posibles soluciones, así como la disminución o
eliminación de distracciones, se hace imprescindible.
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