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miércoles, 17 de agosto de 2011

Mielina


Todo esto que voy a contaros, puede sonar como la descripción de una nueva neurociencia exótica. Pero por otro lado, es similar a un mecanismo que utilizamos todos los días: los músculos.
Este nuevo modelo demuestra que en los semilleros de talento se triunfa porque los alumnos lo intentan con más ganas que otros y de la manera correcta: practicando con intensidad y generando por tanto más mielina.
En palabras del doctor Fields: “las señales tienen que viajar a la velocidad adecuada y llegar en el momento preciso, y la mielinización es la forma que tiene el cerebro de controlar esa velocidad”.
En pocas palabras, lo que ocurre es lo siguiente: cada vez que realizamos una práctica intensa con un acorde de guitarra, o con una apertura de ajedrez, estamos instalando poco a poco una banda ancha en nuestro circuito, esto se traduce en una habilidad y una velocidad mayor.
El esfuerzo no es opcional. De hecho es un requerimiento neurológico para conseguir que el circuito de habilidad se active de un modo óptimo, a fin de que la mielina continúe funcionando adecuadamente. Después de todo, la mielina es tejido vivo.
Existen a modo de resumen 4 principios fundamentales:
1. La activación del circuito es fundamental. La mielina se construye para responder a acciones concretas, los impulsos eléctricos que viajan literalmente a través de las fibras nerviosas. La práctica intensa se alimenta de la consecución de lo que podríamos llamar un estado primitivo, un estado en el que estamos atentos, hambrientos, concentrados, incluso desesperados.
2. La mielina es universal. Una sola sustancia sirve para todas las habilidades. La mielina crece siempre de acuerdo con las mismas reglas y es meritocrática. A la mielina no le importa quién eres; le importa qué haces.
3. La mielina envuelve, sólo se produce en una sola dirección. Una vez que se aísla el circuito de habilidad, no puedes “desaislarlo” (excepto a causa de la edad o de una enfermedad). Esa es la razón por la cual los hábitos son tan difíciles de romper. La única manera de cambiarlos es construir nuevos hábitos a través de la repetición de nuevos comportamientos.
4. La edad es importante. La mielina se desarrolla más fácilmente en niños, hasta aproximadamente los cincuenta años, cuando el saldo comienza a inclinarse hacia las perdidas. Aunque es cierto que conservamos la capacidad de producir mielina durante toda la vida.
“La Excelencia es un hábito” (Aristóteles)

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